sábado, 21 de diciembre de 2013

CAPITULO 10: SEGUNDO DIA DE TRABAJO


Estamos en el vesturaio, y como siempre las chicas van muy rápidas para cambiarse. Yo todavía estoy aturdida, creo que me he “quedado en la parra” unos cuantos minutos. 

Por fin reacciono y miro a mi alrededor buscan a Luke. 
Ahí está, sin camiseta, de espaldas a mí, se baja los pantalones y yo no puedo dejar de mirarle hasta que una de las chicas me toca en el hombre y me dice:
- ¡¡¡ Despierta !!! , tienes que vestirte guapa!!!
- Ups, lo siento, ayer fuimos a dormir demasiado tarde, estoy un poco dormida… - digo intentando disimular mientras mis ojos intentan escabullirse en busca del trasero más sexy del mundo …

Me quito la camiseta y los zapatos, vuelvo a mirar a Luke, y me quedo totalmente “hipnotizada” con la visión.

- Por el amor de Dios. Así no se puede trabajar. 

Estoy que muerdo …. – pienso al ver lo sexy, guapo, divertido, increíblemente potente que está Luke a medio vestir de Duende juguetón ….


Me doy cuenta de que soy la ultima otra vez y me levanto de golpe para bajarme los pantalones. Justo cuando empiezo a bajarlos por mis caderas, Luke pasa por delante de mí, y asegurándose de que nadie mira, me guiña un ojo y me pone “morritos” ….

- Jajajajajaja – se me escapa una carcajada al sentirme la mujer más idiota del mundo bajándose los pantalones “súper” apretados delante del chico que le gusta… varios compañeros se giran para mirar qué me pasa … - ésta española está como una cabra deben pensar…. 

Y Luke pasa de largo, como sin saber a qué viene mi risa, o sea, que, trago saliva y procuro vestirme rápido ahora que los demás han empezado a salir del vestuario.

Las horas de trabajo pasan relativamente rápido. Mucha gente y ambiente totalmente navideño: todo lo que buscaba.
Por otro lado, el “hombre de rojo” o sea “ Santa Claus” sigue obsesionado conmigo. Yo ya no se qué hacer, cada vez que puede se acerca a mí y me pide que me siente en sus rodillas. El primer día me tomó el pelo y lo hice, pero hoy, creo que voy a pedir consejo a las otras chicas, no me gusta para nada montar ese tipo de numerito.
Yo lo que quiero es sentarme en las rodillas de Luke, 
sentarme encima de él y no dejarle escapar hasta el día de año nuevo….

Llevo horas pensando en cómo será nuestra cita. 
No hemos hablado de nada desde que hemos empezado el trabajo.
¿Dónde vamos a ir?¿Qué vamos a hacer? Normalmente me ducho antes de una cita, pero ahora vamos directamente después del trabajo. No me siento sucia, pero tampoco limpia, bueno … ya veremos … siento que estoy con la mente en cualquier parte toda la tarde.
Me cuesta concentrarme, estoy nerviosa, siento mariposas en el estómago.
Luke está muy ocupado, entretener y coordinar todas las actividades durante tantas horas no es fácil para nada. Hay niños muy pesaditos, y hay padres que son aún peor. De todas maneras y sea como sea, siento los ojos de Luke clavados en mi culo todo el día …
- Cuando quieras te dejo tocarlo – pienso …

 Por fin llega la hora de plegar. Miro a las chicas con cara de cansada y me voy la primera a cambiarme.
- Lo siento chicas, me voy pitando que estoy cansada y quiero acostarme pronto – digo.
Y sin darles la oportunidad de preguntarme si quiero que me acompañen a cas, me pongo los pantalones a “velocidad punta” y la camiseta vuela por encima de mi cabeza. Record Guiness de vestirse seguro!!. Me levanto y me despido hasta mañana, y me voy cruzando el hall en dirección a casa, aunque una vez fuera del edificio cambio el sentido de mis pasos para dirigirme a la otra punta de la calle, en la esquina dónde he quedado con Luke.

Disimuladamente me huelo las axilas, el olor es correcto, menos mal. Me tomo un Smint (porque sin Smint no hay beso) y me pongo a jugar con mi móvil mientras espero que él llegue.

Mi estómago está tenso, mi respiración es arrítmica, espero poder calmarme un poco antes de que llegue y parecer una mujer totalmente cuerda y no una loca para variar.

Ya le veo, mis ojos se abren como platos fuera de mi control … nadie le sigue por lo que parece. No ha tardado mucho. Él ya me ha visto y viene sonriendo, con esa sonrisa tan encantadora. Levanta un poco su brazo (precioso, musculoso y bronceado, como sabéis) y se toca el pelo, como quién se peina, pero al final se despeina …

- ¡ Qué arte tiene mi niño! – pienso. Y por fin llega hasta mí. Por fin estaremos solos.



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