Lo siento – le dijo Paty. Te había dicho que no
quería tener otro orgasmo. Realmente me
sentía saciada y quería disfrutar sólo viéndote a ti. Pero verte me ha excitado
tanto que no lo he podido evitar. ¿Te ha molestado que lo tuviera, cuando tú ya
habías terminado? En absoluto – dijo él - estaba teniendo los últimos espasmos
de mi orgasmo. Y al sentir tus contracciones, se ha alargado mi placer, con lo
cual ha sido mejor y más largo que nunca.
Los dos estaban realmente agotados. Se les cerraban
los ojos. James le preguntó si quería que se fuese, para poder descansar
tranquila puesto que tenían que madrugar
al día siguiente, a lo que ella le contestó que en absoluto, que le gustaría
mucho que se quedara y pasar el resto de la noche juntos, descansando. Se
besaron ligeramente en los labios, sintiendo sus sabores y olores mezclados. Se
abrazaron y se durmieron inmediatamente, uno en brazos del otro.
Cuando sonó el despertador, aun estaban abrazados.
Paty se despertó sobresaltada, le miró. Él se estaba también despertando,
estirándose, desperezándose de forma felina. ¡No te estires más, que vas a
crecer como un gigante! – le dijo ella, riendo. ¡Mira, tú no te has estirado lo
suficiente y mira como te has quedado, enana, pequeñaja! – dijo él riendo
también.
“Chiquita pero matona” – dijo ella, riendo y
lanzándole una almohada por la cabeza, inesperadamente, sorprendiéndole
desprevenido, mientras se levantaba de un salto corriendo y dirigiéndose al
baño. Desde luego, chica, no he visto una mujer con más energía en mi vida,
estás como si nada, como una rosa – dijo James. Pues si – contestó ella - a mí
el buen sexo me da energía y me rejuvenece, ja ja.
¡Madre mía, que mujer – pensó él. Estoy loco por
ella! Oyó el agua de la ducha y pensó dejarla tranquila, haciendo sus cosas.
Enrolló la sábana a su cintura y preparó un café bien cargado. Ella mientras,
en la ducha, pensaba: estoy coladísima, como nunca, ¿qué me pasa con James? Tendré que hablar con él -
pensó.
Paty salió de la ducha y mientras se secaba percibió
el olor del café ¡ooooohhhh, es un encanto – pensó. ¡Realmente está en todo!
Salió envuelta en la toalla y él le pidió que controlara la cafetera mientras
se daba una ducha rápida. No quería entretenerla, sabía que tenía que ir al
trabajo. Él también, pero empezaba media hora más tarde, a las 9 h. James pasó
a su lado sin tocarla, si lo hacía no respondía de sus actos.
Estaba preciosa, con la rizada cabellera mojada,
desparramada sobre sus hombros. Era una mujercita deliciosa, tan femenina, tan
dulce, tan apasionada, tan frágil y tan fuerte al mismo tiempo, que era
totalmente irresistible ¿qué me pasa con Paty? Tendré que hablar con ella –
pensó.
Paty se vistió rápidamente, casual, jeans ajustados
con blusa verde que resaltaba el verde de sus ojos. Se miró al espejo, se veía
guapa, tenía el guapo subido, ja ja. En el espejo vio una mujer completamente
satisfecha, aunque puso un poco de corrector de ojeras para ocultar la falta de
horas de sueño y sólo un poco de rímel para resaltar sus pestañas. Esperó a
pintarse los labios, porque quería tomar el café con James y comer algo si
tenía tiempo.
Llegó a la cocina y él ya estaba duchado y vestido,
sólo con el pantalón, estaba preparando unas tostadas con mermelada. Uuuuummmmm,
se dio cuenta entonces del hambre que tenía. Él la miró, le dijo que se sentara
y le preguntó si le podía dejar la plancha, para repasar su camisa. No tenía
tiempo de pasar por casa para cambiarse, tenía una reunión a les 9 en punto y
sólo podía tomar algo rápido y debía irse para llegar a tiempo.
Ella, masticando la deliciosa tostada, buscó la
plancha y la puso en marcha. La colocó sobre la tabla de planchar y le dijo que
se sentara a desayunar mientras se calentaba. En ese momento sonó el teléfono,
era la madre de Paty que le recordaba que tenía que pasar por el banco para
firmar un documento. Se entretuvieron sólo un momento para saludarse y enviarse
besos y saludos.
Cuando Paty volvió a la cocina él estaba ya
terminando de planchar su camisa. Se quedó mirándolo, sin que él la viera,
apoyada en el quicio de la puerta. Qué pedazo de hombre, estaba tan sexy
vestido sólo con el pantalón, descalzo y planchando. ¡Era el hombre más sexy
con el que había estado en su vida! Se acercó despacio, sigilosamente y le
abrazó fuertemente por detrás, cogiéndole por la cintura.
James se sobresaltó por un segundo, pero enseguida
reaccionó, dejó la plancha en su sitio y se giró para abrazarla y besarla. No
tenemos tiempo ahora, cielo - le dijo - con una mirada tan intensa que ella
sintió que la desnudaba con la mirada, por dentro y por fuera.
James continuó diciendo: pero me gustaría poder
hablar contigo de todo esto tan maravilloso que nos está pasando, explicarte lo
que siento y que si tú quieres me expliques también lo que sientes por mí.
No lo puedo creer – le respondió Paty. En la ducha
estaba pensando precisamente esto. Ok, ahora vamos a trabajar, esta tarde
después de las 7 nos llamamos para quedar, el día y la hora que a los dos nos
vaya bien, para hablar de todo esto. Pero – dijo – no en mi casa. En un sitio
público, sino no hablaremos de lo que tenemos que hablar….
Ja ja, soltaron los dos una sonora carcajada. Si,
realmente cuando estaban juntos acababan haciendo algo más que hablar. Perfecto
– contestó él - nos llamamos después del
trabajo para concretar. Me parece importante, princesa. Ahora tenemos que
irnos.
Espera que desconecte la plancha, no vaya a quedarse
encendida – dijo James. No te preocupes,
se apaga automáticamente si no se usa en 20 segundos – contestó Paty. Qué bien,
que modernidades, ya veo que eres una mujer práctica y preparada para la vida
moderna – contestó él. Sí señor, se hace lo que se puede, je je – dijo ella,
pero ya he visto que tu también te defiendes. Sí señora, se hace lo que se
puede, je je – dijo él.
Pues sí,
muchachote, ya he visto que estás en todo, que hombre tan hacendoso eres, pareces
un buen partido, te has ganado un punto, ja ja – le dijo ella, mirándole con
picardía. Otro día te paso mi vestido para planchar, je je. Él respondió: aún
no lo sabes todo, preciosa, ya verás ya, te sorprenderás cuando pruebes mi
tortilla de patatas con o sin cebolla, como tú prefieras. Con cebolla, mucha
cebolla – respondió ella inmediatamente. Genial, también te gusta cocinar, otro
punto a tu favor. Bueno – contestó James, mirando el reloj, preocupado - no sé
hacer de todo, pero….
Si, ya he visto que te defiendes perfectamente, pero
ahora ¡Vámonos ya, o no llego a tiempo! – dijo Paty. Voy muy muy justa! Se
besaron largamente y después salieron corriendo, ambos a buscar sus coches para
dirigirse apresuradamente a sus respectivas ocupaciones. Los dos tenían en el
pensamiento todo lo que habían vivido en estos días. Eran muy pocos días, pero
habían sido muy intensos.
Ella rememoró sus conversaciones, sus expresiones,
sus escenas románticas, cenando y bailando, el paso a la pasión y el deseo y
después la explosión de placer que se habían dado mutuamente. Pero algo le
rondaba en la cabeza, había algo que él había dicho, que para ella significaba
mucho más que lo que se suelen decir los amantes entre sí. Él la había llamado
cariñosamente de muchas maneras.
Intentaba recordarlas todas: pequeña, pequeñaja,
enana, preciosa, princesa, pero había una que ya la había repetido dos o tres
veces y que para ella significaba más que una relación de sólo amantes: cielo,
se había dirigido a ella con esa palabra, que para ella era mucho más que las
palabras que se dicen en momentos de pasión, porque además las había dicho en
otros momentos, acababa de hacerlo en la cocina, si no recordaba mal.
Pues a ver si va a haber gato encerrado? ese James parece dasi demasiado perfecto, no puede ser, no existen hombres así, me he enamorado, lo quiero para mi, por favor, por favoooooor, me pido uno. Y si además me llama cielo después de hacer el amor, ya es que me derrito, como os digo.....haría lo que fuera por encontrar un "James" la mitad de romántico, galán, apasionado, simpàtico, macizo y además puesto en las cosas de la casa.... si me lleva el desayuno a la cama, con una rosa en la boca y una copa de champán, ya es que me pierdo......
ResponderEliminarToma, y yo, y todas, creo, no? Pues chicos, ya veis, tomad nota, así se conquista a una mujer, si señor!
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