lunes, 22 de septiembre de 2014

CAPITULO 19: DECLARACIÓN.

Sus ojos brillaban al mirarse. Ella le tomó la mano y le dijo que no podía hablar, que necesitaba un poco de agua. Él la miró, preocupado, levantando al mismo tiempo la mano para llamar a la camarera y pedir dos aguas con hielo. Perdona, Paty – le dijo. Te he asustado, cielo ¿verdad? Soy demasiado impulsivo contigo, me he precipitado ….. Pero no quería que pensaras que para mí eras sólo una aventura de verano……

Ssssshhhh - le dijo ella - tocando suavemente con su dedo índice los labios de James, indicándole cariñosamente que callara, sonriéndole intensamente. No es nada de eso, al contrario – le dijo. Me he quedado muda porque son las palabras más bonitas que nadie me ha dicho nunca y me han parecido muy sinceras. Pero no estoy asustada, estoy absolutamente sorprendida …..

Llegó la camarera con las bebidas. Ambos llenaron sus copas y se tomaron un tiempo para beber y tranquilizarse. Ya más calmados, James le preguntó porqué estaba sorprendida. Ella siguió bebiendo largos sorbitos de agua. Tragó saliva y por fin pudo hablar con más normalidad, aunque todavía muy emocionada.

Estoy sorprendida – contestó - porque yo estaba intentando encontrar las palabras adecuadas para expresarte lo que siento por ti. Pero tú has ido diciendo exactamente lo que yo sentía, sin que fuera todavía plenamente consciente de ello….lo estoy descubriendo en ese mismo instante, he estado pensando durante todo el día, no me he podido centrar, ni en el coche, ni en el trabajo, intentando saber exactamente cómo aclararme yo misma y cómo expresarte mis sentimientos …..

¿Entonces me entiendes? – dijo él -  ¿Sientes algo parecido a lo que he empezado a decirte, que no es todo lo que siento, ni mucho menos, si no sólo una parte? ¿Has entendido lo que intentaba expresarte? Quería decir – continuó – que me siento efectivamente muy atraído por ti, que te deseo con todas mis fuerzas, pero que eso no es todo, para nada, no es sólo sexo y deseo, que también …..Paty, me es muy difícil expresar lo que tengo dentro……

Paty volvió a interrumpirle, le besó suavemente en los labios y le dijo que le entendía, que comprendía y compartía todo lo que él le había dicho, y que lo había hecho de una forma muy hermosa y sincera. Que ella sí que no tenía palabras para expresarse mejor, porque realmente él lo había dicho prácticamente todo…...

Excepto una cosa - pensó para sí misma - ninguno de los dos ha mencionado la palabra AMOR. Después de la declaración de sentimientos tan profundos y hermosos que le había hecho James, no cabía duda que era una “declaración en toda regla”. Menos mal que le había dejado algo por decir.

Paty le miró a los ojos de nuevo. Ambos los tenían sumamente brillantes, húmedos, emocionados. Tenían sus manos fuertemente unidas y ella por fin dijo: James, creo sinceramente que nos hemos enamorado. Tenía un poco de miedo de pensarlo siquiera, no quería precipitarme ni hacer el ridículo, porque hace tan poco que nos conocemos…..Pero después de tus palabras tan sinceras y de ver como coincidían en todo con mis sentimientos…..

Ahora fue James quien la interrumpió. Le acarició la mejilla, la tomó de la barbilla y la acercó hacia él, besándola esta vez con una intensidad que a ambos les despertó otra vez el ansia y el deseo de estar juntos de nuevo, de acariciarse, de desatar su pasión y de compartir todo el amor que sentían mutuamente.

Si, Paty – dijo James muy serio. Estoy enamorado de ti, mi deliciosa mujercita, con toda la fuerza y la pasión de que soy capaz. Ya no tengo la menor duda. Y por lo que me has demostrado y lo que me has dicho, parece que tu también lo estás… Si – le interrumpió Paty – yo también estoy enamorada de ti, hombretón…. No puedo esperar más, deseo estar contigo y…….


No sigas, mi amor – dijo él. Yo también deseo estar contigo, a solas,  expresarte todo lo que siento por ti……. ¿Quieres que vayamos a mi casa? De acuerdo – dijo ella. Pero…… tantas emociones me han despertado el apetito. ¡Caramba, tengo hambre! ¿Y tú? – Dijo Paty- ¿Tienes algo para comer en tu casa, o eres un solterón con la nevera vacía? Ja ja.

Por supuesto que tengo comida – dijo él. ¡La duda ofende, señorita! No sé si te gustará: ¿qué te parece de primero ensalada con atún y gambas y de segundo entrecote al roquefort? ¿Te gusta? Si no, puedo pensar en otra cosa: pasta italiana, tortilla, o puedo descongelar algo quizás……

Me encanta – contestó ella - pero ¿de beber también tienes algo o lo compramos por el camino? Tengo algo – dijo él – déjame pensar, cerveza de importación, vino blanco Txacolí, vino negro de Rioja y cava catalán, ¿Qué prefiere mi princesa? Si no te gusta compramos algo…. No, no - contestó ella sonriéndole - ya veo que tienes de todo. Chico ¡no dejas de sorprenderme!

Él la miró fijamente a los ojos, y le preguntó si estaba bien. Ella le contestó que sí, por supuesto, y que por qué le preguntaba eso. El respondió que estaban hablando de sentimientos muy profundos y muy íntimos e importantes entre ellos y que ella, de pronto, deliberadamente, había desviado la conversación.

Paty estaba un poco “azorada”, él la había “pillado”. A ella le costaba mucho hablar de sus sentimientos a ese nivel, acababa de admitir que estaba realmente enamorada y eso era mucho para ella. Se sentía un poco “cortada”, hablar de amor tan pronto la cohibía, pero lo cierto es que se sentía así. Ya no se imaginaba la vida sin James, pero aun le costaba decirlo, abrirle su corazón del todo.

Tenía que bromear para disimular un poco la tensión. Le explicó que le costaba mucho pronunciar las clásicas “palabras de amor”, y le pidió que le diera un poco más de tiempo. James la escuchaba muy atento, intentando comprenderla. Le dijo que no se sintiera obligada a nada, que si los sentimientos existían, las palabras ya irían saliendo. Le preguntó si a ella le molestaba que él le dijera esas palabras como “cielo, cariño, amor mío, mi vida”. Si le parecían cursis o ridículas.

Ella le dijo que no, que en absoluto, que le encantaba que le dijera esas cosas tan bonitas, pero que a ella no le salían con facilidad. Él le dijo que antes a él tampoco, pero que con el tiempo había aprendido a expresar sus sentimientos y eso era muy bueno para él, para bien y para mal.

James repitió que ella tenía que ser como era, que estuviera tranquila, que fuera espontánea y natural y que él la adoraba así, como la había conocido. Que era una persona íntegra, encantadora, frágil y fuerte al mismo tiempo, cariñosa, amable, dulce, con un gran sentido del humor, una gran “bailonga” con mucha marcha y por supuesto, preciosa, sexy y muuuuuy apasionada. Que se sentía el hombre más afortunado del mundo de poder estar con ella y que ella le correspondiera.

Paty estaba muy contenta. Parecía que se entendían muy bien, incluso en las diferencias. Dijo que ella también intentaría superar esa pequeña “vergüenza” y que esperaba poder abrirle su corazón como él lo estaba haciendo, sin tener que bromear para disimular o sentirse ridícula o cursi. Cada uno tiene su personalidad – dijo. Pero lo importante es que los dos estamos de acuerdo y que nos hemos dado cuenta que estamos enamorados. Me siento muy afortunada.

Yo también. Este es un paso muy importante en nuestra relación – dijo James. Cierto – contestó Paty. Bien, ahora vamos a comer o me darás un mordisco en medio de la calle – dijo James -  echando a correr de improviso y tirando de ella hacia el coche que tenía aparcado allí cerca. Se sentían como dos adolescentes, sólo existían ellos en ese momento, ellos y sus sentimientos y su pasión. Entraron en el coche. Inmediatamente ella notó el masculino olor de su perfume y recordó los momentos vividos y sintió un escalofrío recorrerle toda la espalda.

Estamos enamorados – pensó. Los dos nos hemos declarado nuestro mutuo amor. Ahora voy a ir a su casa, conoceré su vida, sus cosas, sus costumbres…. La verdad, tengo curiosidad, pero estoy segura que me gustará. Por lo que he visto de él y su comportamiento hasta ahora, su casa distará mucho de ser la de un solterón desordenado.

Llegaron a su casa en 5 minutos, vivía muy cerca del centro. Aparcó el coche en el parking y subieron en el ascensor hasta la 4ª planta, besándose como dos adolescentes que tienen miedo que les pillen. Entraron y siguieron besándose en el pasillo. James encendió las luces le dijo que se pusiera cómoda y le enseñó dónde estaba todo, el salón, el baño, la cocina, la habitación y la terraza. Había dos puertas más que no abrió, dijo que eran las “leoneras” de sus hijos, que hoy no estaban en casa y que ni le ensañaba sus habitaciones, porque se iba a caer del susto.

Paty se echó a reír, ja ja, ya sé lo que es tener hijos adolescentes, ja ja. Mejor no mires tu tampoco, ja ja! ¿Qué edad tienen? – preguntó. Ahora no lo recuerdo. James contestó: 13 y 15, unos chicos estupendos, pero son un desastre de desordenados, me tienen frito, uuuffff.

Bueno, paciencia, recuerda como eras tú a su edad, ja ja – dijo Paty. Vaya, muy graciosa, pequeña, muy graciosa. Pues tienes que saber que ya era ordenado de preadolescente, guapa, y que en casa los domingos preparaba el desayuno para todos y después lo dejaba todo recogido como los “chorros del oro”. Bueno, bueno, no te pongas tantas “flores”, que eso lo comprobaré yo algún día, guapo. Y como sea mentira, te vas a enterar – le dijo riendo, amenazadora. Cuando tú quieras – dijo James - pequeñaja desconfiada. Y ahora ven a ver mi terracita y decidimos si cenamos fuera o en el salón ¿ok?

Salieron a la terraza. No tenía vistas al mar, pero daba a la zona comunitaria con piscina, que estaba iluminada, había palmeras y plantas con flores y mucho césped, que en este momento se estaba regando con los aspersores automáticos y olía muy bien. La vista era encantadora y había luna llena, así que decidieron cenar fuera.

Voy un momento al baño y vengo a ayudarte – dijo ella (había estado a punto de decir cariño, pero al final no se atrevió). Se mordió el labio, enfadada consigo misma ¿por qué no podía ser tan espontánea como él? Tendría que superar este pequeño “trauma”. James no tenía la culpa de sus fracasos anteriores. ¡Qué rabia! él se merecía que le tratara como él la trataba a ella, pero bueno, como James decía, sin forzar, ya irían saliendo las palabras poco a poco.


Cuando salió él ya había puesto música, le preguntó si le gustaba Queen, ella dijo que le encantaba Fredy Mercury y cuando llegó a la cocina él ya estaba preparando la ensalada. Preguntó si podía ayudar y él le indicó que preparara la mesa en la terraza, señalándole dónde estaban las cosas, mantel y servilletas, copas, cubiertos, etc. Ella preguntó si tenía velas y James le indicó dónde estaban, pidiéndole que las pusiera en un candelabro muy antiguo que tenía en el salón.


1 comentario:

  1. Pues es una caja de sorpresas ese James, me tiene loquita, loquita. A ver si van aprendiendo algunos, a las chicas se nos conquista con esos detalles tan bonitos, no sólo con joyas y flores, eso queda para ocasions especiales como aniversarios, cumples etc. pero el día a día es muy importante, sentirse conquistada cada día mucho más.

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