Era precioso. Le explicó que era un recuerdo de su
abuelo irlandés, que sólo lo utilizaba en ocasiones muy especiales,
celebraciones familiares, navidades, etc. Dijo que esa era una ocasión muy
especial. Ya estaba terminando la ensalada, presentada con tan buen gusto que
parecía de restaurante. El último toque – dijo. Unos xerryis y un poco de maíz
por encima, todo aliñado con balsámico de Módena, ¿te gusta mi amor? Le dijo,
mirándola a los ojos.
James se había descalzado y llevaba puesto un
delantal color negro, con unos tomates y unos huevos duros estampados a mano,
por lo que parecía, muy artístico. Muy previsor – le dijo - para no mancharte
tus flamantes jeans blancos. Realmente te queda muy bien, estás muy atractivo.
Lo compré en el mercadillo de la plaza del Ayuntamiento – dijo James - el mes
pasado. Lo habían pintado a mano unos chicos que estaban promocionando el
comercio justo. Está hecho con materiales ecológicos.
Muy interesante – contestó ella. ¿Puedo hacer algo
más? Me gustaría tomar una cervecita, mientras preparo la salsa y la carne. En
ese armario hay unas aceitunas, ¿te apetecen? Claro – contestó ella – me
encantan. Abrió la cerveza y James le dijo que tenía copas en el congelador.
Caray, estás en todo – dijo ella, complacida. Bien, puedes llevar la ensalada a
la mesa, enseguida estará la carne.
James preparó la carne - poco hecha para los dos,
otra coincidencia - y la salsa
roquefort. Abrieron una botella de vino de Rioja y se sentaron muy juntos a
saborear esa primera cena en casa de James. Al terminar de cenar también había
acabado la música y mientras recogían, decidieron poner una música más suave.
Mientras él estaba inclinado buscando la melodía, ella no pudo resistir la
tentación y fue por detrás a desabrocharle el delantal tan especial.
Salieron a la terraza, la luna estaba espléndida. Se
enlazaron por la cintura mientras la miraban, se besaron largamente y se
dispusieron a bailar, pegados el uno al otro. Se sentían muy felices. Se
acariciaban la espalda, la cintura, la cadera, el cuello, se besaban intensamente
hasta que sus cuerpos sintieron el despertar de la pasión y el deseo que había
también entre ellos.
Él la tomó entre sus brazos y entró otra vez en el
salón, depositándola cuidadosamente en el cómodo sofá. Le dijo que le esperara.
Salió otra vez a la terraza y volvió con el precioso candelabro con las velas
perfumadas. Le preguntó si le apetecía tomar una copa de cava y ella le
contestó que sí - catalán, por supuesto
– dijo, riendo. Por supuesto – rió él.
La música sonaba mientras ellos tomaban la copa, uno
en brazos del otro, mientras se acariciaban y se besaban intensamente. Ahora
que ambos ya sabían que había algo más que sexo entre ellos, algo más que
atracción, que el sentimiento de amor mutuo era tan intenso, las palabras iban
fluyendo con más naturalidad entre ellos: “ven aquí cielo”, “te gustan mis
besos, mi amor”, “si cariño”, “me vuelves loca, amor mío” se oyó decir Paty a
sí misma, sorprendida….
Paty estaba empezando a “soltarse”, estaba perdiendo
el “sentido del ridículo” por fin con James. Él la tenía entre sus brazos, le
estaba acariciando todo el cuerpo por encima de la ropa, hasta que por fin ella
le pidió que la desnudara. Él le contestó que esperara un poco, que tuviera un
poquito de paciencia, que le daba morbo tocarla así.
Ella le miró con picardía, acariciándole también a
él por encima del pantalón, pero sin acercarse a su sexo, quería hacerle sufrir
un poco ella también. Tocó su culo duro y apretado, subió por la camisa,
pasando por su abdomen, que le encantaba, fuerte y marcado, siguió subiendo por
su pecho, pellizcando suavemente sus pezones por encima de la camisa….
James gimió. Ella ya había descubierto que sus
pezones eran una de sus zonas más erógenas, le volvía loco que se los chuparan
y pellizcaran… y por eso dejó de hacerlo, mirándole maliciosamente, dejándole
con las ganas para que sufriera un poquito también él, ja ja, donde las dan las
toman….
Paty siguió pasando sus manos por la espalda de
James, que se arqueó inconscientemente al sentir sus uñas pasarle lentamente,
de arriba abajo y de abajo arriba, rítmicamente, pausadamente y después
subiendo con sus manos hasta su cuello, nuca y cabeza, tirándole con firmeza
pero suavemente del pelo, acercándole a ella, a su boca, a sus labios…
James no pudo resistir más, la tomó con fuerza de
las manos y la agarró también él del pelo, fuertemente pero sin llegar a
hacerle daño, y empezó a besarla ávidamente, como si en ello le fuera la vida,
como si tuviera que beber de su boca para que su corazón siguiera latiendo….
Ella estaba igual, los dos se besaban con tanto deseo, con tanta pasión, con
tanto amor…
Ahora los dos estaban fuera de sí. Su pasión
desbocada, arrolladora, les llevaba a desnudarse el uno al otro, disfrutando de
la visión del objeto de su deseo y de su pasión, tocando, lamiendo, pellizcando
suavemente, dando pequeños y juguetones mordisquitos que les estaban
volviendo locos, disfrutando el uno del
otro y de sí mismos al mismo tiempo…
James estaba lamiendo y chupando su clítoris y su
vulva, sorbiéndola con fruición. Ella estaba totalmente mojada, sus fluidos se
mezclaban con la saliva de él y a él le encantaba su sabor. La vio desencajada
de pasión y quiso hacerla sufrir un poquito más, separándose un poco para
mirarla…..ella abrió los ojos y desesperadamente le cogió por el cabello,
acercándole de nuevo a su anhelante sexo y le pidió: ¡oh, no, no pares mi amor,
sigue así como lo estabas haciendo,
tesoro, no pares, lo estás haciendo muy bien...!
Sonriendo él accedió a su súplica y volvió a donde
ella quería, viéndola tan excitada él se excitó todavía más de lo que ya lo
estaba y la miró de nuevo. Estaba roja, sofocada, preciosa. Sus pechos y sus
pezones se movían arriba y abajo por la respiración tan agitada que tenía en
estos momentos y entonces él supo que iba a correrse en su boca. Lo esperó, lo
deseó con todas sus fuerzas.
Siguió sabiamente dándole placer como a ella le
gustaba y al mismo tiempo, alargó sus largos brazos y con sus grandes pero
delicadas manos le agarró fuertemente los pechos, que parecía que le estaban
desafiando subiendo a velocidad de vértigo. Cuando ella notó sus manos en sus
pezones, no pudo más y explotó gritando tan fuerte que él casi se asustó.
Ella estaba teniendo un orgasmo extraordinario y sus
nalgas se habían levantado, sus piernas se habían enroscado a su cuello, como
si no quisiera que se le escapase y jadeaba y gritaba como nunca, aaaahhhhhh,
no puedo más, no puedo más……él paró, obediente, y la abrazó muy fuerte mientras
ella tenía todavía espasmos y sacudidas de placer….
Qué mujer – pensó James. ¡Me está volviendo
completamente loco! La tenía entre sus brazos y ella por fin pudo abrir los
ojos y mirarle. ¿Cómo estás, mi amor? – preguntó él, un poco preocupado. ¿Estás
bien? Ahora sí – dijo ella – con la respiración todavía agitada. Por un momento
he perdido el mundo de vista – continuó - sólo sentía el placer que me estabas
dando, me estabas volviendo completamente loca….
Le miró a los ojos de nuevo y ella empezó a
acariciarle de nuevo el pelo, esta vez suavemente, le preguntó si le había
hecho daño al tirar de él antes, pero James contestó que no, que no se
preocupara. Ella entonces le cogió de la mano y se dirigió a la cocina, con él
siguiéndola. Le pidió disculpas: necesito un vaso de agua ¿quieres tú también?
¡Oh, sí! – contestó inmediatamente, estoy absolutamente sediento.
Bebieron agua los dos y entonces ella, pillándole
desprevenido mientras estaba bebiendo, le cogió el pene. Tenía una erección
impresionante, y cuando notó su mano, su pene se irguió todavía más. ¡Parece
que quiere mirarme! – dijo ella, riendo. ¡Puedes estar segura que sí, y no sólo
mirarte es lo que quiere, traidora, me has pillado indefenso!
Ella corrió y se escondió detrás de la puerta del
salón, cuando él entró le tomó de la mano y le hizo sentarse en una silla.
James estaba muy excitado, verla así, sonrojada, sudorosa, excitada…..no podía
más, quería penetrarla ya, pero quería saber en qué estaba pensando ella, que
estaba dando vueltas a su alrededor, insinuante, provocativa, descarada…..
De pronto y sin previo aviso, se sentó a horcajadas
encima de él. Casi le da un ataque, la tenía encima y con su pequeña mano
acababa de agarrarle el pene con firmeza y le estaba poniendo un condón
delicadamente – ¿de dónde lo había sacado, se preguntaba James? - y a
continuación, sin previo aviso, Paty se lo introdujo despacio pero firmemente
en su vagina, moviéndose acompasadamente, rítmicamente, mientras le miraba a
los ojos desafiante.....
¡oooohhhhh, madre mía, esto es increíble, me ha
excitado tanto que no puedo soportarlo más! Ella le miraba, intentando adivinar
si le estaba gustando, por su expresión dedujo que si y siguió adelante, con un
ritmo más rápido, cada vez más rápido, hasta que su ritmo se volvió
desenfrenado. Ambos tenían perlas de sudor que se deslizaban por su frente y
por su espalda, ella sentía que él estaba cada vez más excitado, la había
cogido por la cintura y sus grandes manos la rodeaban para sujetarla y que no
pudiera caer….
Ella le volvió a pellizcar los pezones, fuerte, como
a él le gustaba y él la cogió de las nalgas, apretando cada una con una mano.
Ella aceleró todavía más sus sensuales movimientos, consiguiendo moverse con un
ritmo frenético que les estaba volviendo locos de placer. Paty sentía que
estaba ya a punto de explotar y por lo que parecía James estaba igual…los dos
se entregaron totalmente al inminente e inevitable orgasmo casi al mismo
tiempo….
El fuego que les consumía como un volcán volvió a
surgir entre ellos, que se retorcían de placer, buscando cada rincón del otro para dar y recibir más y más goce cada
vez….mientras los espasmos y gritos de ambos llenaban sus oídos…. Finalmente
ella cayó en sus brazos, ya sin fuerzas, completamente agotada y él la abrazó,
hablándole suavemente, con palabras tranquilizadoras: tranquila, pequeña,
respira mi amor.
El estaba también agotado, sus respiraciones
entrecortadas, agitadas y jadeantes. Menos mal que estoy sentado – pensó James
– con un orgasmo así, si estoy de pie me caigo al suelo todo lo largo que soy.
¡Madre mía, cariño ¿qué me has hecho? casi me has violado, me has pillado por
sorpresa y a traición! – le dijo al oído, susurrante. ¡Eso para que te fíes de
tu pequeñaja! – contestó ella, con una voz susurrante, desafiante – ¡ya te dije
que era chiquita pero matona…..!
Veo que ya te estás recuperando, cielo – le dijo
riendo James- ¡eres tremenda! ¡Mi venganza será terrible! – siguió diciendo.
¡Uy uy uy, ¡qué miedo tengo, ja ja! - rió Paty – ¡Si, si, ríe, ríe - dijo él,
quien ríe el último ríe mejor!
Descansaron abrazados unos minutos. Él le preguntó
cómo estaba, sentía su respiración ya más pausada, pero ella ya casi no podía
oírle, se estaba durmiendo, feliz, saciada de amor y de placer, en sus brazos.
Parecía un sueño, pero no lo era, era real. James la abrazó todavía más, y se
dejó llevar por el cansancio también, durmiéndose enseguida….
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Jolin, menudo calentón tengo, esos dos se lo pasan en grande!. Cuando llegue mi churry lo voy a pillar por banda y se va a enterar de lo que vale un peine!. Gracias, Paty, seguro que si le hago estas cositas a mi novio se vuelve loco. Creo que le voy a decir que leamos juntos los episodios de Paty y James, dan muy buenas ideas.......a ver si él también aprende cositas nuevas
ResponderEliminarEste James sabe como seducir y dar cariño, como a todas nosotras nos gusta.Pendiente de ti,cariñoso,dulce,observador,compraciente lleno de pasión y conserva esa virtud que actualmente se va perdiendo (acerte sentir una princesa)
ResponderEliminarPor eso la comunicación entre ambos es fabulosa fluida y enamoradiza.En fin una gran relato