Al poco rato James despertó despacio, consciente que
tenía en sus brazos a esa mujer con la que soñaba, sin que ella lo supiera,
desde hacía semanas, desde que la vio por primera vez en esa discoteca.
Sintiendo su respiración, notando su perfume y el olor del sexo compartido, no
se atrevía ni a moverse para no perturbar su descanso. Tuvo que hacer un gran
esfuerzo para no acariciar de nuevo su pelo, besar sus labios, tocar su pecho,
que subía y bajaba lentamente al ritmo de su respiración.
Teniéndola allí, tan cerca, como indefensa en sus
brazos, tan pequeña, parecía tan frágil……. Pero ¿realmente era frágil? NO,
rotundamente no, era una mujer enormemente apasionada, muy fuerte, gozaba como
pocas mujeres saben gozar del sexo, disfrutando dando y recibiendo placer hasta
caer rendida, desfallecida….. ohhhhhh, qué mujer….
Entonces rememoró lo sucedido desde que la divisó
entre la multitud por primera vez hacía ya varias semanas. En cuanto la vio,
quedó totalmente impresionado. Estaba con sus amigas, riendo y bromeando,
desenfadada, alegre, pasándolo muy bien. Se fijó en ella por su pelo, castaño
claro, muy rizado a lo afro. Iba vestida de negro, fina y elegante, marcando
discretamente sus curvas, bailando de forma muy sensual, pero ella parecía no
darse cuenta de ello.
Se acercó un poco más a ella, disimuladamente,
quería verla más de cerca, pero cuando vio sus ojos, pensó que realmente tenía
algo muy especial: unos preciosos y muy grandes ojos verdes. Iba apenas
maquillada, muy discretamente, resaltando con una fina línea verde el contorno
de sus ojos y sólo un suave brillo en los labios sensuales y bien perfilados.
No le hacía ninguna falta más maquillaje. Era una
mulata de piel clara pero bronceada, y estaba realmente encantadora, sexy, su
edad pensó que oscilaría entre los 38 o 40 años. Siguió mirándola pero sin que
ella se diera cuenta, observándola, viendo cómo bailaba sin fatigarse, mientras
sus amigas se iban retirando una a una y finalmente ella quedó sola.
Su comportamiento cambió radicalmente, aunque seguía
bailando, sintiendo la música. No miraba a nadie en concreto, se limitaba a
acompasar sus movimientos al ritmo de la música. Ya no reía, estaba más bien
seria, como si pusiera inconscientemente una pantalla protectora entre ella y
el resto de la gente, especialmente del género masculino, que la rodeaba. Pensó
en acercarse a ella y hablarle.
Pero en aquel momento ella dirigió una fría mirada
con sus ojos verdes a un par de pesados que estaban haciendo el tonto a su lado
para ver si llamaban su atención y su mirada les dejó completamente desarmados,
por un momento pareció que era fría, distante y altanera, su belleza realmente
exótica imponía, y él, que no era precisamente tímido, se quedó mirándola desde
lejos, observándola pero sin acercarse a ella. De ninguna manera quería
importunarla y recibir esa mirada fría por parte de ella…..
James tenía muchas amigas en esa discoteca y la
verdad es que si hubiera querido hubiera podido tener relaciones con alguna de
ellas, pero ninguna le gustaba lo suficiente. En aquel momento vinieron a
buscarle para bailar con él y él se dejó llevar, riendo y divirtiéndose como
siempre, bailando todo el tiempo sin cansarse y sacando a las chicas que se
turnaban para bailar con él. Pero seguía mirándola desde lejos, casi como
hipnotizado.
Así pasaron varias semanas, ella nunca fallaba,
siempre los jueves, venía temprano, con sus amigas, y siempre era la última en
irse, bailando sin cansarse nunca, tomando sólo una copa, no comiendo nada de
lo que los camareros servían en bandejas, no la veía salir a fumar, y cambiando
totalmente su comportamiento cuando estaba con sus amigas o cuando estaba ella
sola…….
Hasta aquella noche en que, por fortuna, se presentó
la ocasión y él la aprovechó. La había estado observando toda la noche, como
desde hacía semanas, y un par de veces pensó que ella también le miraba. ¿Era
cierto o se lo había imaginado?, tal era su deseo de que ella le mirara….
Realmente casi tenía “miedo” a ofrecerle su “ayuda”, pues ella se había bastado
y sobrado para poner a aquel pelmazo en su lugar, de un plumazo y con
elegancia, sin ponerle en evidencia, dirigiéndole aquella mirada glacial con
esos hermosos ojos verdes.
Pero ¿y si ella le daba un corte y lo dejaba en
ridículo? ¿y si le dirigía también a él aquella fría mirada? Bueno, ¡pues mala
suerte!, pero si no lo probaba, nunca sabría el resultado, así que finalmente
se armó de valor y ……. Afortunadamente ella aceptó, con una sonrisa
radiante, sus dos besos como si ya se
conocieran y su complicidad bailando juntos…… su mirada no fue para nada fría,
al contrario, sus ojos brillaban al mirarle, con una mirada serena y profunda
que le quitaba el aliento y seguía
sonriéndole, con esa sonrisa tan radiante, que le cortó la respiración, no
podía creerlo…….
Parecía como si le hubiera estado esperando ….. pero
eso no era posible, eran imaginaciones suyas, seguro, pero …….
Intentó disimular lo que pudo, no era un adolescente
tímido, pero estaba muy lejos de sentirse tan seguro de sí mismo como
normalmente se sentía. Después, sorprendentemente, los acontecimientos que
siguieron habían sido inesperados y maravillosos y sin casi poder creerlo, allí
estaba ahora, en brazos de la mujer con la que había soñado desde hacía
semanas, aunque nunca se atrevió a pensar que pudiera pasar algo tan intenso y
apasionado como lo que acababan de vivir juntos …….
De pronto, como si hubiera leído sus pensamientos, Paty
lentamente abrió los ojos, para encontrarse con los suyos. Se miraron, se
sonrieron, se dieron cuenta que aún estaban sus cuerpos entrelazados. Ella se
había despertado, porque sentía mucho calor, su respiración se había acelerado
y enseguida el ritmo de la respiración de James también cambió, sus manos empezaron a recorrer el cuerpo de Paty, muy
suavemente, muy lentamente, muy delicadamente, y ella notó que el cuerpo de
James se arqueaba y se acercaba todavía más al suyo, percibió algo duro entre
sus piernas y pronto la erección de James fue tan evidente, que ya nada podía
ocultarlo ni pararlo.
James la miró, un poco avergonzado, y se disculpó,
diciendo que no lo había podido evitar, que su proximidad y su olor le volvían
loco, que ella le gustaba tanto que durante toda la noche no había podido dejar
de abrazarla y de sentir su contacto, que tenía un deseo irrefrenable de volver
a estar con ella, de amarla, olerla, tenerla, disfrutar en fin de cada
milímetro de su piel…. pero que no quería que ella se sintiera obligada a nada,
y que si no sentía ni quería lo mismo que él lo entendería y se iría si ese era
su deseo….
Aún no había terminado de decirlo, cuando ella le interrumpió,
cerró sus labios con un beso suave, delicioso, que aún tenía el olor y el sabor
de los dos. Ella le daba pequeños tirones en el labio superior y succionaba el
labio inferior, de tal manera que mientras su lengua entraba en contacto con la
lengua de él, ambos sentían y se daban placer mutuamente con delicados
mordisquitos y chupetones…. los dos reconocían esos besos tan especiales del
día anterior, que por su experiencia ya
sabían a dónde les llevaría, a besos más intensos que les harían volver
a sentir el deseo y la pasión que les había consumido a los dos hacía apenas
unas horas, sintiéndose mutuamente como un volcán en erupción…
Sin haberlo acordado previamente, sin decirlo de
forma tácita, las caricias de los dos eran muuuuuuy lentas, recorriendo
mutuamente el cuerpo del otro por entero, sin dejar ni un centímetro de piel
por acariciar. Para ella era difícil llegar a todo el cuerpo de James, dada la
diferencia de altura entre ellos, pero él era muy atlético y se movía de tal
forma que le facilitaba el poder llegar hasta el más pequeño rincón de su
cuerpo.
Se besaban por todas partes y el calor y el deseo
iban en aumento, sus respiraciones iban al unísono, empezaban a jadear, ella se
sentía ya totalmente excitada y por lo que veía de él, por la erección que
mantenía, aunque aún no le había tocado el pene, estaba igualmente muy
excitado.
Se sentía de nuevo mojada, ardiente, sedienta de su
sensualidad, de su masculinidad, de sus besos, de sus caricias, deseaba comerle
todo y que él la comiera, estaba roja de deseo y de pasión, pero él la
acariciaba cada vez más despacio, más suavemente, casi de forma
imperceptible….. ella estaba ya preparada para pasar a algo más fuerte, pero él
la frenaba, ella se sentía morir, no podía esperar más, quería sentirle dentro,
esa sensación maravillosa que no podía comparar con nada de lo que había
sentido antes con otros hombres …..
Pero ¿qué estaba haciendo James? Por favor, ¡no
pares, no pares! - gritaba desesperada. James la besó de nuevo, largamente,
profundamente, como sólo él sabía hacerlo, y entonces le dijo: “de acuerdo,
tranquila, pequeña, tus deseos son órdenes para mi”…… la cogió como a una
muñeca y la puso delante de su pecho, de espaldas a él.
James entonces cogió sus dos pechos entre sus manos,
girándolos suavemente con un vaivén rítmico muy bien acompasado a los deseos de
ella, parecía que le estaba leyendo el pensamiento, de repente los soltó y pasó
a apretar ligeramente sus pezones, con delicadeza pero firmemente, sentía su
enorme erección contra su espalda y entonces ella sintió como una descarga
eléctrica en todo su cuerpo, ¡no era posible, con ese hombre tenía orgasmos
sólo con acariciarle los pechos, era increíble, había vuelto a suceder… ¡
Mientras se estremecía de placer, sintió de nuevo su
erección contra su espalda y un escalofrío de deseo la consumió y, como pudo,
cuando tuvo fuerzas, se zafó de su fuerte abrazo y se giró, quedando frente a
él. Rápidamente y sin que él pudiera evitarlo, se agachó de forma muy ágil y
puso el pene de él en su boca, por
sorpresa. El tuvo un espasmo de placer tan fuerte que casi le hace perder la
cabeza y llegar al orgasmo.
Pero no………., con un gran esfuerzo de voluntad y de
concentración, pudo aguantar y ella pudo aún gozar del placer de tocarle,
lamerle, chuparle despacio hasta que él le suplicó por favor que parara, que ya
no podía más……. que quería seguir haciéndole el amor todavía……… Así que ella
le hizo caso y paró, le había dejado sin
aliento, él le dijo que nunca nadie le
había hecho sentir tanto placer, que estaba al borde del clímax pero que no quería terminar todavía …..
Ella entonces, viéndole a su merced, se aprovechó de
su debilidad y empezó a tocarle ligeramente por todo el cuerpo, excepto su
sexo, que estaba ya muy “tocado”. Ella estaba contenta del efecto que sus
caricias provocaban en él, se acercaba al pene, lo rozaba, pero sin tocarlo,
pasaba de largo y él cerraba los ojos con un delicioso sufrimiento que le hacía
estremecerse, ella le pasaba ligeramente las uñas por sus piernas y muslos,
también la parte interna de éstos, él estaba gritando, suplicando,
completamente fuera de sí.
Entonces ella cogió el condón de la mesilla, se lo
puso rápidamente y subió encima de él e introdujo su pene dentro de ella, estaba
tan mojada que no había tenido ningún problema en introducirse el pene a sí
misma, muy adentro, casi con dolor por la gran erección de él. Estaba tan dentro
de ella que no sabía dónde terminaba él y dónde empezaba ella.….
Comenzó a moverse despacio, para dejar que sus
cuerpos se acostumbraran al placer de poseerse mutuamente, rítmicamente. Él
estaba como en trance, la tomó fuertemente de las caderas y le marcó el ritmo,
entrando y saliendo, subiendo y bajando, ella estaba tan mojada que notaba cómo
sus fluidos resbalaban por entre sus muslos. El lo había notado también y eso
le había vuelto completamente loco, estaba disfrutando de la esencia de esa
mujer que ya no era una desconocida, ya era parte de sí mismo, se daban tanto
placer que con sólo mirarse disfrutaban el uno del otro….
De pronto, ella cambió el ritmo, estaba sentada
sobre él, cabalgando como una Walkiria, él tocó sus piernas y sus muslos, eran
muy fuertes y musculados, se notaba que hacía mucho deporte. Él la miraba, miró
sus pechos, subir y bajar rítmicamente y volvió a cogerlos con tanto deseo y
con tanto placer que ella lo notó, ella le cogió también sus pezones y los
pellizcó delicadamente, mirando su reacción.
El suspiró de placer y ella notó que su pene se
ponía todavía más duro, ¡madre mía, qué hombre¡, ella notó una de las manos de
él, que bajaba de su pecho hasta su clítoris, y con la otra mano, tan grande,
podía acariciarle a la vez sus dos pechos, circularmente, rítmicamente, ella
sentía sus pezones duros, anhelantes, sentía tanto placer que finalmente explotó
arqueándose sobre él, tuvo un orgasmo irrefrenable, brutal, estaban todas sus
zonas íntimas más sensibles estimuladas a la vez y no sabía de dónde le venía
el placer, SI, SI, le venía de todas partes, ohhhhhhhhhh, no podía soportarlo
más, cayó sobre él sin fuerzas, gritando y retorciéndose……
James estaba también muy excitado y viéndola a ella
gozar tan intensamente no pudo soportarlo más y también dio rienda suelta a su
placer, teniendo un orgasmo tan explosivo, rotundo y potente, que le dejó
extenuado, sin fuerzas, con Paty sobre él casi inerme….
Ella estaba un poco mareada, no podía ni levantarse,
él la ayudó suavemente a incorporarse, todavía dentro de ella, la posó en la
cama, los dos estaban completamente empapados en sudor, la cubrió delicadamente
con la sábana para que no se enfriara y la abrazó, escuchando cómo respiraba,
muy agitadamente al principio, hasta que poco a poco su respiración se fue
calmando, como la de él.
Paty escuchaba muy de lejos que James le decía
palabras tranquilizadoras al oído, pero no las entendía, estaba ya medio dormida, cansada, totalmente
extasiada y llena de él…. Volvieron a dormirse extenuados, llenos de placer, el
uno en brazos del otro, no sabiendo lo
que les pasaba, pera sabiendo que era algo muy muy especial …..
Jolín, qué envidia, a ver si alguien me lo hace así de bien, se entienden de maravilla!
ResponderEliminar